Estas esforzadas trabajadoras del mundo animal, también mostraron ser habilidosas artistas.
Las abejas son posiblemente uno de los insectos más queridos de todo el planeta. A pesar de que tal como las hormigas, provienen y son una evolución de las avispas, estas son conocidas por ser menos hostiles con las demás especies. De hecho, hay un consenso científico que señala que su presencia es fundamental para subsistencia de la vida en la Tierra. Su labor en la polinización les hace irremplazables.
Pero aún así, a pesar de su vital importancia, muchas razas de esta especie de insecto se encuentran en peligro de extinción. Los insecticidas como los mayores culpables, ocasionando que muchas de estas esforzadas obreras de la naturaleza perezcan sin haber llevado a cabo su fundamental labor.
De su relación con el polen y el néctar se sustenta todo. Alimentándose de él, y creando a base de esta sustancia, sus panales y la miel. Es en el transporte de esta materia, que, sin buscarlo, realizan la polinización en las plantas, iniciando así un proceso fundamental de la naturaleza, que permite la presencia de la vegetación en todos los espacios del planeta.
Las abejas son un insecto social, que vive en enjambres, donde hay tres clases de individuos, partiendo por la reina, la más importante, y siendo secundada por los zánganos y las obreras. La abeja doméstica es la que tiende a llevar a cabo estos enjambres, construyendo así grandes colmenas para que, en dichos lugares, reposar, cuidar a la reina y dejar las provisiones necesarias para su existencia.

Estos panales realizados por estos trabajadores insectos tienen diversas formas, y realmente pueden llegar a ser muy atractivos para la vista. Pero realmente, el que se encontraron en el castillo de Bodiam en Robertsbridge, Reino Unido, se lleva todos los premios. Porque sinceramente, es una obra de arte.







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